7 Diole entonces el sacerdote panes consagrados, porque no había allí
otro pan sino el pan de la presencia, el retirado de delante de Yahveh para
colocar pan reciente el día que tocaba retirarlo.
8 Estaba allí aquel día uno de los servidores de Saúl, detenido ante
Yahveh; se llamaba Doeg, edomita, el más robusto de los pastores de Saúl.
9 Dijo David a Ajimélek: «¿No tienes aquí a mano una lanza o una
espada? Porque ni siquiera he cogido mi espada y mis armas, pues urgía la
orden del rey.»
10 Respondió el sacerdote: «Ahí está la espada de Goliat el filisteo
que mataste en el valle del Terebinto, envuelta en un paño detrás del efod;
si la quieres tómala; fuera de ésta, no hay otra.» Dijo David:
«Ninguna
mejor. Dámela.»
11 Se levantó David y huyó aquel día de Saúl, yendo donde Akís, rey
de Gat.
12 Los servidores de Akís le dijeron: «¿No es este David, rey de la
tierra? ¿No es éste a quien cantaban en corro : Saúl mató sus
millares y
David sus miríadas?»